Pudo haber
servido en alguno de aquellos ejércitos bizarros, en donde los soldados son
todos calvos, no por el uniforme, sino por el cáncer de la sociedad. Y
precisamente eso es lo que hacía, servir en el ejército a aquellos cuyo cáncer
había carcomido hasta las patillas; y cuando un soldado empezaba a perder las
cejas se lo fusilaba al mando del general al cual se le había caído ya la
cordura.
Despertó
deseando en su más honda desesperación ser fusilado, o ahorcado, o ahogado,
daba igual... o no tanto. "¿Y si lo que soy ahora es un fantasma que no
conoce su condición?" se preguntaba. Incluso en estos tiempos uno puede
sentirse zombie, fantasma, espectro etc. Total, la imaginación y locura da para
todo cuando uno acepta el cáncer social y se contagia.
- ¡Soldados!,
dijo el General ataviado con insignias cual árbol de navidad, “¡hoy podéis tomaros el día libre!
Al
reconocer esa voz un "joder, tío" hizo eco en su cabeza cuando
escucho esas palabras. Él sabía muy bien la frágil personalidad del General,
total, no era culpa del tipo ser hijo de militares y haber sido criado con la
mente cuadrada y el espíritu vacío, total, la vacuidad llena la sociedad y está
regada en ella, por eso la gente copia lo que le parece llamativo, para
sentirse individualmente superior al resto y para llenar ese vacío emocional.
- Haced lo
que deseéis, que nada os interrumpa, pero desde mañana ¡a cumplir! ¡a trabajar!
¡a cuidar a los ciudadanos que para eso están ustedes!, continuaba su
discurso...
“¿Que haga
lo que desee?” pensó mientras aún estaba en formación, “pues yo lo que deseo es pegarle un tiro a
aquellos que usan la violencia para fomentar la paz”, se dijo. Y es que nunca
comprendió del todo la idea de un ejército. Porqué han de crearse ejércitos en
cada país, ¿para defenderse de otro ejército? ¿Y si mejor los anulábamos todos
y prohibíamos su existencia? Ah! pero siempre quedará gente mala, que busque
hacer daño decía su madre, son el cáncer de la sociedad había dicho; y bueno,
razón tenía.
"Pero...
Y ¿si el cáncer está sobre aquellos que
dicen que hacen la paz?” se dijo “Quiero decir, yo mismo veo al general engatusar
prostitutas para utilizarlas sin pagar, para hacer de proxeneta encubierto y
brindarles protección de algo que él mismo provoca, y aparte les cobra".
Le regresó la idea de la sociedad podrida, el conflicto, la necesidad de la
guerra para hacer la paz. En sus adentros sabía que todo gira alrededor del
dinero, todo para llenar el vacío emocional, ese que hace a la gente despertar
envidia y tristeza en el que no tiene. Total, la gente feliz no consume...
Pensó que tal
vez para eliminar el problema podría ir matando generales cancerosos de uno en
uno hasta restablecer ese pueblito en el que vivía, pero, ¿Y si hay otro
canceroso General en potencia que espera que el anterior caiga para levantarse
sobre su cadáver? “Bizarro… pero no descabellado” pensó, al fin y al cabo,
nadie es indispensable, y siempre habrá alguien que te reemplace, no es que la hierba
mala nunca muera, como dicen, lo que pasa es que la hierba mala siempre crece.
“Entonces, ¿Otra
manera de arreglar la sociedad?” se preguntaba. “Dado que es un cáncer
podríamos aplicar la lógica de la quimioterapia, pero con una bomba, ¿No?
morirían buenos y malos, luego esperamos que solo surjan los buenos y se
arregle todo”. Después de todo probablemente funcione... por un tiempo. “¿Pero
de ser cierto lo de la quimioterapia los médicos dirían que el cáncer tiene
cura con eso, no?” pensó. “Conclusión: solución inviable. Y costosa.”
“¿Y qué tal
si extorsionamos a los cancerosos? ¿O los recluimos para que no hagan daño?” La
primera idea le sonó hasta estúpida. “¿Cómo vas a combatir el mal con el mal?
estás cayendo en lo mismo, ¡pendejo!”. Ahora, lo de la reclusión parecía más
viable para que el cáncer no se propagase, pero, el hacinamiento de aquellas
personas requería dinero, comida, gente de servicio, etc. ¿La sociedad estaría
dispuesta a pagar por mantener a gente de ese tipo, que no aporta nada a los
demás y solo consume? Probablemente no.
El General
continuaba con su discurso "motivacional" antes de liberar a sus
esbirros en su día libre. Mientras, el soldado iba desenfundando su arma y la
iba levantando por la espalda de su compañero para que el General no se diese
cuenta.
- “Shh! no
te muevas”, le dijo al soldado que se encontraba en formación frente a él
cuando este se percató del sonido del rastillar del arma. “No te haré nada,
tampoco es tu culpa si el cáncer te alcanza” le dijo. El soldado empezó a sudar
frío al escuchar estas palabras, estaba acorralado, no podía moverse de la fila
o el General lo fusilaría, y no podía moverse o su compañero (si estaba loco
como pensaba) le pegaría un tiro. El tiempo que le duró el pensar si moverse o
no dio paso a un sonoro disparo a sus espaldas, el cual interrumpió el discurso
del General, hizo romper filas y obligó a todos a formar un círculo alrededor
del soldado suicida, quien recogido en posición fetal y con un hoyo en la
cabeza yacía muerto sobre un pequeño charco de sangre que salía de su cráneo.
¿Sus últimos
pensamientos?
Probablemente
algo así: "La sociedad está podrida, total, dicen que mucho ayuda el que
no estorba"